Esfinge

La construcción de La esfinge se atribuye a Kefrén, el cuarto faraón alrededor del año 2.500 a.C de la cuarta dinastía, hijo de Keops y padre de Micerinos, a quienes están dedicadas las otras dos grandes pirámides del sitio arqueológico. A Kefrén también se le atribuye la construcción de la segunda pirámide, que lleva su nombre; el Templo del Valle, un templo funerario; y la calzada procesional, que va desde la pirámide hasta el templo, se realizó esculpiendo un montículo de roca caliza situado en la meseta de Guiza. Tiene una altura de unos 20 metros aproximadamente, y unos 70 de longitud. La cabeza podría representar al faraón Kefrén, teniendo el cuerpo la forma de un león. En épocas antiguas estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules.
Se construyó como parte del complejo funerario que incluye la pirámide, el templo del valle y la calzada que los une, su función se planteó como guardián de la pirámide del rey Kefrén. Tiene como una característica que las medidas del cuerpo no coinciden con la de la cabeza pues es demasiado grande el cuerpo para el tamaño y la circunferencia del rostro. Sin embargo estos cambios asimétricos se pueden ver en otros monumentos realizados en las primeras dinastías.
Fue identificada con el dios extranjero Horum, y con el dios egipcio Horus como Hor-em-Ajet, o Harmajis, "Horus en el horizonte". En lengua árabe la denominaron Abu el-Hol "Padre del Terror". El epíteto dado por los egipcios a las esfinges era shesep-anj, "imagen viviente"
Un punto que siempre ha causado intriga es sobre la desaparición de la nariz de la Esfinge, visiblemente desgastada, culpando a Napoleón de su destrucción en la mayoría de las teorías. Esta hipótesis se vio desmontada al encontrar los dibujos realizados por un explorador antes del nacimiento de Napoleón.