El mito de la Vaca Celeste

10.06.2020

 

Cuando Ra, rey de los hombres y de los dioses, sintió el ataque de la vejez, su cuerpo se transformó en oro, plata y lapislázuli, y se dio cuenta de que los hombres que vivían en el valle y en el desierto tomaban una actitud arrogante respecto a él e incluso pensaban rebelarse contra él.

Lleno de inquietud, reunió secretamente al consejo de los dioses, del que formaban parte por pleno derecho Su y Tefnut, Gebeb y Nut, así como Nun y el Ojo de Ra. Según la opinión de estos dioses, resolvió enviar a su ojo, que, en esa circunstancia, iba a tomar la forma de Athor-Sejmet, para extender una mortandad entre los hombres.

La diosa cruel se puso a la obra en seguida y, tras haber cumplido una parte de su misión, volvió muy contenta a informar a su señor. Pero entonces el dios se arrepintió de haber tomado una decisión tan radical y quiso salvar al resto de la humanidad. La dificultad estaba en apaciguar la sed de sangre de la diosa, que se había estimulado con sus primeras matanzas. Para hacer cambiar a Athor-Sejmet, Ra hizo desparramar durante la noche, en toda la extensión del territorio, una bebida fermentada de color rojo, que la diosa tomaría por sangre. Este artificio tuvo un resultado excelente: la diosa bebió ese líquido en tal cantidad que ya no distinguió siquiera a los hombres que estaban a su alcance, y así una parte del género humano se salvó de la matanza.

No obstante, Ra se había hartado de la humanidad y deseaba abandonar los parajes terrestres. El dios Nun, le convenció para que se instalara a lomos de la vaca Nut. Cuando llegó la mañana y los hombres dieron muestra de nuevo de sus instintos pendencieros, la vaca se irguió con el dios en su lomo y tomó la forma del cielo. Ra manifestó su satisfacción al verse situado tan alto; pero, viendo que la vaca se sentía llena de temor y que temblaba todo su cuerpo, encargó a ocho genios que le sirvieran de apoyos colocándose, de dos en dos, en torno a cada una de sus patas. Por otra parte, ordeno a Sü, el dios de la atmósfera, que pusiera su vientre bajo la vaca, de modo que le sostuviera el cuerpo con los dos brazos tensos.    

Elena Ríos Martín, 4B
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar